Quart de poblet tiene un origen que se remonta hasta tiempos de los
romanos, el nombre de Quart se vincula al hecho de que este se
encontraba a cuatro millas romanas de la ciudad de Valentia.
A pesar de tener un pasado tan lejano no pervive en el municipio
ningún resto arqueológico de este origen.
Fue en la Edad Media cuando se convierte en parte protagonista de la
historia. Pues según cuenta el Cantar de Mio Cid, Rodrigo Díaz de
Vivar, el Cid Campeador, luchó en Quart de Poblet la Batalla de
Cuarte contra las fuerzas almorávides que sitiaban Balansiya
(Valencia) el 21 de octubre del año 1094. En este momento Quart no
era más que uno de muchos poblamientos que configuraban el cinturón
defensivo de la ciudad de Valencia.
En estos momentos Quart no era más que una serie de casas que no
permitían saber desde el exterior ni la importancia ni la forma que
tenían. Con calles muy estrechas, pues la regla de Mahoma dice que
han de medir 7 pies, y parecer un laberinto de pasajes tortuosos que
llevan hasta las casas, así no se permite la orientación ni la
visión integral de los barrios. Las calles son más bien de acceso
casi privado.
El núcleo musulmán se encontraría entre el río Turia y los
caminos de Valencia a Madrid y el de Manises. En el primero hay un
ramal que se dirige hasta la población de Aldaia junto a la acequia
de Quart-Benáge, del segundo sale un ramal hacia Paterna.
El trazado de las calles de Quart es tortuoso, muy similar a lo que
podríamos llamar un laberinto, incluso algunas de estas calles con
formas curvas impiden ver el final de las mismas
Se podría decir que uno de los cambios más importantes a nivel
histórico de la vida en Quart se producirá en el siglo XIII, tras
la Reconquista. En este momento el rey Jaume I ofrecerá en donación
el Castillo, la Villa de Quart y la Alquería de Aldaia al Priorato
del Hospital de San Vicente de la Roqueta. Ya en 1287, por decisión
del rey Alfonso II de Aragón, el municipio quedaría bajo la
jurisdicción y el dominio feudal del Monasterio de Santa María de
Poblet, perteneciente a la orden del Císter y del que dependía San
Vicente de la Roqueta.
En dicha época la población de Quart era pequeña pues tan solo
contaba con 130 casas de cristianos viejos.
En el año 1332, el rey Alfonso IV de Aragón le daría el permiso al
abad de Poblet, Pere Copons, para expulsar a los mudéjares y en el
año 1334, permitió a 52 familias de Cataluña y Aragón que
marcharan a vivir a Quart de Poblet, teniéndolo como su lugar de
residencia.
La dependencia del pueblo hacia el monasterio de Poblet se mantendría
durante cinco siglos más hasta que en el 1835 Mendizábal decretó
la desamortización. Quizás el mayor legado que dejó el monasterio
al pueblo en esta época fuera el nombre por el cual hoy es conocido
Quart de Poblet.
Se piensa que la gran cisterna de agua que se encuentra en Quart data
de el siglo XIV, a pesar de haber algunas especulaciones que intentan
datarla en época árabe, u otras que la llevan hasta el siglo XVI,
dados algunos hechos parece ser que no sea posterior al primer tercio
del siglo XIV.
La gran mayoría de los aljibes o cisternas de la época, seguían un
orden constructivo muy similar así como un método de utilización
bastante parecidos aunque en ocasiones, y siempre dependiendo de su
emplazamiento este podía variar en algunos aspectos.
Como norma general solían estar cubiertos por una bóveda de cañón
o ligeramente apuntada, construida en ladrillo, cuya utilidad clara
en el momento de su construcción no era otra que almacenar el agua.
Su destinación era mayoritariamente para el consumo humano y solían
llenarse ya fuera derivando el agua de la lluvia, mediante el
transporte del líquido con carros y toneles desde ríos, fuentes o
acequias; o derivando el curso de algunas acequias como será el caso
del aljibe de Quart de Poblet y de Aldaya.
Pero estas cisternas de almacenaje no tenían que ser construidas
siempre con la misma tipología, pues existe también el caso de
algunas cisternas excavadas directamente en zonas donde existen
grandes moles rocosas. En dicho caso, siempre se llenaba con la
desviación mediante canales radiales del agua de lluvia tallados en
la superficie de las rocas, que se encontraban en depósitos tallados
en la roca de hasta 30 metros cúbicos de capacidad. Los aljibes
podían ser de uso privado o público. En el caso de tratarse de uno
de uso privado, es evidente que esto era solo posible para los más
adinerados del lugar, el resto de habitantes si no contaban con
buenos pozos, tenían que conformarse que almacenar el agua en
cántaros o tinajas.
Y es que en todo momento de la historia, cualquier asentamiento
humano se ha encontrado con el problema de valorar una serie de
acontecimientos en el momento de elegir el lugar en el que erigir un
emplazamiento. En muchas ocasiones era posible que las necesidades de
protección y defensa del mismo fuera un condicionante importante a
la hora de realizar esa decisión, pero hay algo sin lo que ningún
campamento, aldea, pueblo o ciudad pueda subsistir, ese algo no es
más que el agua.
Por ello lo primero que se tenía que valorar a la hora de elegir un
lugar era su proximidad a fuentes, riberas de ríos, etc., en estos
lugares se ha concentrado la mayor densidad de personas a lo largo de
la historia.
Pasando a hablar propiamente de la cisterna de Quart de Poblet, hay
que decir que esta se encuentra en el subsuelo de la plaza de la
iglesia, aquí se encuentra una de las cisternas medievales mejor
conservada de la zona. De esta especie de depósitos subterráneos de
agua existieron dos en la plaza del Castell de Manises y hoy en día
todavía se conserva una bajo los ayuntamientos de Aldaya y de
Paterna, esta última actualmente se encuentra cubierta.
El aljibe de Quart fue declarado Monumento Histórico y Artístico
Local en el BOE del 15 de abril de 1981:
MINISTERIO DE CULTURA
Resolución de 19 de febrero de febrerp de 1981, de la Dirección
General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas por la que se acuerda
tener por incluido el expediente de declaración de monumento
histórico-artístico y arqueológico de carácter local a favor de
la "Cisterna Árabe", de Quart de Poblet (Valencia).
Vista la propuesta formulada por los Servicios Técnicos
correspondientes.
Esta Dirección general ha acordado:
Primero – Tener por incluido, el expediente de declaración de
monumento histórico-artístico y arqueológico de carácter local a
facor de la "Cisterna Árabe", de Quart de Poblet
(Valencia).
Segundo – Disponer con arreglo al artículo 91 de la Ley de 17 de
julio de 1958, que se conceda trámite de audiencia a los
interesados, una vez instruido el expediente.
Tercero – Hacer saber al Ayuntamiento de Quart de Poblet (Valencia)
que, según lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley de 13 de mayo
de 1933 y 8º del Decreto de 22 de julio de 1958 todas las obras que
hayan de realizarse en el monumento cuya declaración se pretende, o
en su entorno propio no podrán llevarse a cabo sin aprobación
previa del proyecto correspondiente por esta Dirección General.
Cuarto – Que el presente acuerdo se publique en el "Boletín
Oficial del Estado".
Lo que se hace público para general conocimiento.
Madrid, 19 de febrero de 1981, - El Director general, Javier Tusell
Gómez.
Como ya comenté con anterioridad a la cisterna de Quart se la había
considerado una cosntrucción de origen islámico, sobre todo a
partir de lo siguiente:
El moro FAI-TA-NAR que como todos los árabes sentía
veneración por el agua, pasadas las angustias de la sequía, mandó
construir una enorme cisterna frente a la Mezquita, con arreglo a los
planos que él mismo trazó, pues era un buen arquitecto, ayudado en
las obras de albañilería por el "MESTRE DE OBRES" Boro
Timoneda, el cual cobró por todo los trabajos de excavación y
albañilería, la cantidad de mil cien libras valencianas,
equivalentes a unas cuatro mil cien pesetas actuales. Tenía esta
cisterna una cabida de cuarenta mil cántaros de agua, y en tiempo de
los árabes se llenaba durante el cuarto creciente de la luna de
enero, pues era creencia general que llenándola en aquellos días,
el agua se conservaba más fresca y pura, y no criaba nunca "cabuts
ni granotes".Esta entrañable cisterna que durante más de siete
siglos ha prestado a nuestro pueblo un servicio valiosísimo, empezó
a construirse en el año 1090, siendo inaugurada en el verano de
1094.
El hecho de que la cisterna de Quart sea una de las de mayor
envergadura, no es un hecho al azar, esto tiene una razón y es que
la población era de gran importancia en le Edad Media por su
posición defensiva dentro de la zona de l'Horta. De esta
manera Jaume I, en su "Crónica", dice de su torre: E
dixem nós que la torre de Montcada, e és mol bona torre, e ha-hi
gran riquea, e és de la part de la vila que no n'hi a mellor de
Quart enfora...
El aljibe tiene su acceso a partir de una larga escalera que en la
parte superior llega al 1'80 metros de ancho y poco a poco se va
abriendo hasta alcanzar los 2'70 metros en la zona inferior. Desde la
puerta de entrada hasta la parte más baja de la construcción hay
una longitud total de 20'85 metros, con una bajada total de 7 metros
.
La escalera cuenta con 41 peldaños y a lo largo de esta se
encuentran tres replanos utilizados para que las personas que
subieran cargadas de agua pudieran descansar en el trayecto pues las
escaleras son muy empinadas y costosas de subir. Los escalones
actuales están realizados con ladrillos macizos, pero hasta no hace
mucho, antes de la restauración, estos eran de losas de rodeno
variando sus medidas de un escalón a otro. La bóveda hoy en día se
encuentra pintada de blanco, como todo el conjunto en general. Esto
provoca que no se dejen ver los ladrillos originales del aljibe
colocados a sardinel. La altura entre la bóveda de las escaleras y
el suelo es de 2'70 metros.
Al final de la escalera encontraremos un rellano todavía más grande
que los anteriores, este mide 2'70 x 2 metros, ahí es donde adosados
a la pared izquierda, se encontraban los grifos por donde la gente
procedía al llenado de los recipientes. Actualmente, estos grifos ya
no existen y en su lugar se encuentra el punto por el cual se da
acceso a la propia cisterna.
La planta de esta es rectangular, de 15'25 metros de largo y 6'15
metros de ancho. Con una altura de 7 metros, 5'65 de ellos cuales
corresponden a la cisterna en sí, mientras que 1'35 forman parte de
la bóveda .
La capacidad aproximada del aljibe se encontraría entre 500 y 530
metros cúbicos, es decir entre 500,000 y 530,000 litros. Las paredes
por tanto debían ser muy gruesas para aguantar tal presión lateral,
estas tienen un grueso de 1'60 metros y estan hechas de mortero. En
origen las paredes estaban construidas a primera vista, con ladrillo
árabe, en disposición de ladrillo dormido los muros, a sardineta la
bóveda y el suelo con baldosas cocidas. Esto actualmente no puede
verse pues las paredes fueron lucidas con cemento en el año 1913.
En la zona que hoy es la plaza de la iglesia, había un respiradero
en forma de chimenea, así como unos lugares por donde introducirse
para su posterior limpieza.
Aproximadamente en el mes de diciembre se procedía al vaciado del
agua sobrante de la cisterna, para más tarde en el mes de enero
volver a llenarla a través de uno de los ramales de la acequia de
Quart, esta llega tras pasar por el barranco a través del acueducto
de Els Arcs.
Previamente a su llenado, se aprovechaba para limpiar el interior y
hacer la impermeabilización con cal, que además serviría de
desinfectante. Una vez realizado esto, se avisaba a los vecinos del
pueblo para que no hicieran la colada, ni arrojaran nada a la acequia
pues de ella se sobreviviría en los meses de verano, cuando la
sequía fuera más patente. El llenado de la cisterna podía durar
entre 8 y 10 horas, incluso más, por tanto este se realizaba por las
noche, además de para que el agua estuviera lo más fría posible,
ya que había una creencia que dictaminaba que el agua se conservaría
en mejor estado cuanto más fría estuviera. Antes de pasar ya a la
cisterna, probablemente existiera una especie de rejilla que no
permitiera el paso del material orgánico que pudiera malograr el
suministro de agua.
En el año 1875 la cisterna se restauró y reparó, además se
construiría una pequeña vivienda adosada a la puerta de acceso para
que allí habitase la persona encargada de la manutención de la
misma, así como de abrirla y cerrarla. Esta pequeña vivienda fue
retirada en el momento que la cisterna dejó de cumplir su función.
A continuación dejo un testimonio de un habitante de Quart sobre la
cisterna y la persona que vivía en la casa:
La tia Cisternera es cuidava de la cisterna. En deien
que tenia molt mal geni. Es preocupaba que als xiquets -i als
majorets-, en pujar els quaranta llarguíssims escalons des de
l'aixeta al carrer, no se'ls trencaren els cànters o els recipients
de l'aigua. Intentava evitar així que l'escala quedara humida i
esvarosa, cosa que quasi mai no aconseguia. També els monyacs li
la feien. Contava el tio Xarnego: "Quan era xiquet, la Colasa
agarrava una falà de pedres del riu i, els dos -erem cosins-,
jugàvem en la cisterna a tirar-les pels escalons i... escapar-nos
corrents".
La cisterna se siguió llenando y vaciando con el mismo método hasta
mediados del siglo XX, cuando el agua corriente llegó a la población
y el aljibe dejó de tener una función clara. Aunque en las
primerías de la llegada del agua corriente todavía se seguía
utilizando pues esta no llegaba a todos los lugares del pueblo.
En el momento que la cisterna dejó de tener utilidad, no fue
olvidada por los habitantes de Quart, pues le tenían mucho cariño
por la cantidad de veranos que los había ayudado a soportar el
intenso calor así como la sequía, y ya en los años 70 del siglo XX
sirvió como una improvisada sala para una exposición sobre
herramientas agrícolas.
En el año 1981 se emprendieron las primeras obras de restauración y
es el momento en el que se perforó el muro para realizar la puera
por la que hoy en día podemos entrar. Estas obras de restauración,
como ya comenté antes, también comportaban el derribo de la
"Cisternera" como se llamaba a la mujer que allí vivía.
Además se suprimió un pilar añadido a la bóveda del depósito.
En la actualidad, la cisterna ha sido rehabilitada por completo, para
abrirla al público e intentar darle un uso cultural, se ha respetado
casi por completo su estructura original y de esta manera se favorece
su conservación. La puerta de acceso fue construida con ladrillo
macizo, utilizando un arco de medio punto como acceso a través de
una puerta de hierro. La sala de la cisterna, se ha revestido
en cal. Además tanto las escaleras, como la cisterna en sí, ha sido
adecuadamente iluminada para albergar la función que actualmente se
le da, la de sala de exposiciones. Aunque dada su mala disponibilidad
para la entrada de personas con movilidad reducida, la mayoría de
eventos se intentan hacer en lugares adecuados.